Historia de la Aerografía

 El aerógrafo es un instrumento de precisión a modo de bolígrafo, pero con las características de una pequeña pistola de pintar, que conectado mediante una pequeña manguera a un compresor permite rociar un chorro de color que podemos controlar mediante un pulsador, así como variando la presión del aire, la consistencia o densidad de la pintura, y la distancia entre el aerógrafo y la  superficie que se está pintando.
El aerógrafo fue inventado en 1893 por el acuarelista norteamericano Charles Burdick. Al principio, de hecho desde su presentación por Burdick, el aerógrafo fue descalificado por los críticos como instrumento para crear arte. Esto no es de extrañar ya que en el pasado se descalificaba a cualquiera que se salía de lo que se consideraba académico, como sucedió con la mayoría de las tendencias artísticas  como por ejemplo los impresionistas.
        Durante muchos años el aerógrafo sobrevivió en el campo de la ilustración, el arte comercial de retocar fotografías, pintar carteles, e ilustrar anuncios, con lo que el aerógrafo quedaba fuera del campo de las Bellas Artes. Sin embargo las cosas cambiaron en los años 60 cuando apareció el Pop Art, un movimiento artístico inspirado en las imágenes de la publicidad y el arte comercial. Este nuevo arte ofrecía al público imágenes de Marilyn Monroe, el bote de la sopa Campbell´s ambas de Andy Warhol, las viñetas de comic ampliadas de Lichtenstein, los estilizados desnudos de Wesselmann, etc. El Pop Art utilizó sin ningún prejuicio todos los medios de expresión a su alcance: óleo, acrílico, serigrafía, y por supuesto el aerógrafo.
        Más tarde, a principio de los años 70 apareció otro movimiento artístico cuya temática era la imagen fotográfica  que presentaba cuadros de grandes dimensiones pintados con un realismo absoluto y que presentaba imágenes de detalles ampliados, retratos gigantescos, detalles de motocicletas o automóviles, paisajes urbanos, comercios, bares, gasolineras y rótulos luminosos súper detallados. En 1972 en la bienal de Paris ese nuevo movimiento artístico quedó establecido como el Hiperrealismo, es decir el realismo elevado a su máxima expresión. Como era de esperar el aerógrafo era el instrumento perfecto para dicho estilo ya que ofrecía un acabado perfecto de las imágenes. Así esta nueva forma de expresión artística abría definitivamente las puertas de las Bellas Artes al aerógrafo en los años 80.
        Desde entonces, el aerógrafo ha demostrado ser una herramienta muy versátil en manos expertas, como una extensión de la mano del artista. En la era del ordenador, el aerógrafo definitivamente ha entrado por las puertas de Bellas Artes, de hecho, todavía puede aportar muchísimo al arte ya que con él se pueden conseguir luces, efectos de humo, vapor, sombras sutiles, hermosas mezclas de colores y conseguir infinidad de texturas y efectos. Es un instrumento que permite al artista expresar sus sentimientos con plena potencia.
        Así que no hay motivos para rechazar el aerógrafo como herramienta para crear arte en los albores del siglo XXI.  

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